Laparoscopia

La laparoscopia se utiliza para diagnosticar y tratar una variedad de patologías ginecológicas que pueden afectar la fertilidad. Entre las más frecuentes se incluyen:

  • Endometriosis: Una condición donde el tejido similar al revestimiento del útero crece fuera de él, lo que puede causar adherencias y dolor, afectando la fertilidad.
  • Adherencias pélvicas: El tejido cicatricial que se forma después de infecciones, cirugía previa o endometriosis, lo que puede causar bloqueos en las trompas de Falopio o dificultar la implantación del embrión.
  • Hidrosálpinx: Una trompa de Falopio dilatada y llena de líquido que puede ser el resultado de infecciones o endometriosis, lo que reduce las probabilidades de embarazo y aumenta el riesgo de fallos repetidos de implantación.
  • Miomatosis uterina: Presencia de miomas (tumores benignos) en el útero que pueden interferir con la implantación del embrión o el embarazo en curso.
  • Patologías ováricas: Quistes, endometriomas o tumores ováricos que afectan la función ovárica y la calidad de los óvulos.

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El procedimiento se realiza en un quirófano, bajo anestesia general o regional con un bloqueo adecuado para garantizar que la paciente esté cómoda y libre de dolor. Los pasos del procedimiento son los siguientes:

  • Insuflación abdominal: Se introduce primero una aguja en la cavidad peritoneal (la cavidad abdominal) para insuflar dióxido de carbono (CO2), lo que crea un espacio adecuado para visualizar los órganos internos. La insuflación permite que la pared abdominal se aleje de los órganos internos.
  • Inserción del trocar central: Se coloca un trocar central (un tubo delgado y rígido) de unos 10 mm de diámetro en el abdomen, a través del cual se introduce la cámara laparoscópica. Esta cámara permite al cirujano ver el interior de la cavidad abdominal y pélvica en una pantalla en tiempo real.
  • Inserción de trocares accesorios: Dependiendo de la intervención a realizar, se pueden insertar uno o más trocares accesorios de 5 mm. A través de estos trocares, se introducen herramientas quirúrgicas como pinzas, electrobisturí, láser, etc.
  • Visualización y tratamiento: El cirujano evalúa las condiciones de los órganos pélvicos, como los ovarios, trompas de Falopio, útero y otros tejidos. Durante el procedimiento, es posible realizar intervenciones terapéuticas, como la eliminación de adherencias, la extirpación de quistes o miomas, la reparación de trompas, etc.
  • Cierre: Tras la intervención, se retiran los instrumentos y el CO2, y las incisiones se cierran con suturas o adhesivos quirúrgicos.

La laparoscopia presenta varias ventajas sobre la cirugía abierta convencional, especialmente cuando se realiza en el contexto de la infertilidad:

  • Minimización de la invasión: Al ser un procedimiento mínimamente invasivo, se requieren incisiones pequeñas, lo que reduce el dolor postoperatorio, el riesgo de infección y mejora la recuperación.
  • Recuperación rápida: La mayoría de las pacientes pueden regresar a sus actividades normales en pocos días. Esto es particularmente importante para mujeres que están buscando concebir, ya que la recuperación rápida les permite volver a intentar concebir sin largos períodos de inactividad.
  • Menos pérdida sanguínea: Al ser una cirugía menos invasiva, la pérdida de sangre es mucho menor que en una cirugía abdominal abierta.
  • Diagnóstico y tratamiento en el mismo procedimiento: La laparoscopia no solo ayuda a diagnosticar las condiciones uterinas o pélvicas, sino que también permite tratarlas de inmediato, eliminando la necesidad de un segundo procedimiento.
  • Menor riesgo de adhesiones postoperatorias: La laparoscopia, al ser mínimamente invasiva, tiene menos riesgo de causar nuevas adherencias en comparación con la cirugía convencional.
  • Tratamiento de la infertilidad: La laparoscopia puede mejorar significativamente las tasas de embarazo en mujeres que sufren de endometriosis, adherencias o miomas subserosos.
  • Corrección de patologías pélvicas: La intervención puede resultar en la mejora de la anatomía del útero o las trompas de Falopio, lo que aumenta las probabilidades de concepción natural o en procedimientos de reproducción asistida.
  • Calidad de vida: La corrección de condiciones como la endometriosis o los miomas también puede mejorar el bienestar general de la paciente, reduciendo el dolor crónico o los problemas menstruales.

Aunque la laparoscopia es generalmente segura, como cualquier procedimiento quirúrgico, conlleva algunos riesgos. Los principales incluyen:

Lesión de órganos internos:

  • Riesgo: Menor al 1%
  • Descripción: Es posible que los órganos cercanos, como los intestinos, vejiga, vasos sanguíneos o nervios, puedan ser dañados accidentalmente durante el procedimiento.

Perforación abdominal:

  • Riesgo: 0.5% a 1%
  • Descripción: La inserción de la aguja o los trocares en la cavidad abdominal puede causar una perforación de los órganos o de la pared abdominal.

Infección:

  • Riesgo: 1% a 2%
  • Descripción: Como en cualquier cirugía, existe el riesgo de infección. Las infecciones pueden ocurrir en el sitio de la incisión o, en casos raros, en el abdomen o los órganos internos.

Sangrado:

  • Riesgo: 1% a 3%
  • Descripción: El sangrado es más común si se realiza una intervención quirúrgica mayor, como la extirpación de miomas o quistes grandes.

Adherencias:

  • Riesgo: 2% a 5%
  • Descripción: Aunque la laparoscopia tiene menos riesgo de causar adherencias que la cirugía abierta, todavía existe la posibilidad de que se formen adherencias en el abdomen o la pelvis después del procedimiento.

Reacciones a la anestesia:

  • Riesgo: <1%
  • Descripción: Las reacciones a la anestesia, aunque raras, pueden incluir náuseas, vómitos o reacciones alérgicas graves.

Datos de contacto

Dirección: Torre médica 1 del hospital San Javier. Calle Quebec #631, piso 1 consultorio 104. CP 44670.

Teléfono: 333 679 3580

Horarios: Lunes a viernes de 8 am a 2 pm y de 4 pm a 7 pm y sábados de 9 am a 2 pm

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