Preguntas Frecuentes

En IGH creemos que todas las parejas que desean un embarazo deberían considerar una consulta con un especialista en fertilidad desde el inicio de su búsqueda. Esto no significa que todas necesitarán un tratamiento, pero sí permite ofrecer una orientación adecuada sobre nutrición, suplementación y hábitos de vida para optimizar sus posibilidades de concebir de manera natural.

Durante esta primera consulta, podemos realizar pruebas sencillas y poco invasivas que nos ayudarán a identificar si existe algún factor que pudiera dificultar el embarazo. Detectar estas situaciones a tiempo reduce la ansiedad y la incertidumbre que muchas parejas experimentan cuando los resultados tardan en llegar. Además, nos permite tomar medidas preventivas o correctivas que pueden mejorar significativamente las probabilidades de éxito, evitando en muchos casos la necesidad de tratamientos más complejos en el futuro.

Para aquellas parejas en las que detectamos una condición que pueda afectar la fertilidad de manera significativa, nuestro objetivo es evitarles el desgaste emocional y el estrés de una búsqueda prolongada sin resultados, ofreciéndoles opciones personalizadas y eficaces desde el principio. En IGH, nuestro compromiso es brindarles la mejor información, acompañamiento y tratamiento, adaptándonos siempre a sus necesidades y deseos.

La infertilidad, según la Organización Mundial de la Salud y diversas sociedades médicas, se define como la dificultad para lograr un embarazo después de un año de relaciones sexuales frecuentes y sin protección en días fértiles, en mujeres menores de 35 años. En mujeres mayores de 35 años, este período se reduce a seis meses.

Es importante destacar que, aunque una pareja cumpla con estos criterios, en la mayoría de los casos aún es posible lograr un embarazo con el apoyo de técnicas de reproducción asistida. Por ello, en lugar de hablar de infertilidad como un estado absoluto, nos referimos a subfertilidad, lo que significa que hay dificultades, pero también soluciones.

Si te encuentras en esta situación, lo mejor es acudir con un especialista en fertilidad. En IGH, estamos comprometidos en acompañarte y encontrar la mejor estrategia para ayudarte a cumplir tu deseo de ser mamá o papá.

La hormona anti-mülleriana (AMH) es una hormona producida por las células de la granulosa en los folículos antrales del ovario. Estas células especializadas tienen un papel fundamental en la producción de estrógenos y en el desarrollo de los folículos, que son las estructuras donde maduran los óvulos.
A diferencia de otras hormonas reproductivas, la AMH se secreta de manera constante durante la vida fértil de la mujer, sin verse afectada por las diferentes fases del ciclo menstrual. Su principal aplicación en medicina reproductiva es evaluar la reserva ovárica, es decir, la cantidad de óvulos que aún están disponibles en los ovarios.

Las mujeres nacen con una cantidad determinada de óvulos, influenciada por factores genéticos. Al nacer, se estima que la reserva ovárica es de 600,000 a 1,000,000 de ovocitos, pero esta cantidad disminuye de manera natural con el tiempo. Al llegar a la pubertad, solo quedan alrededor de 400,000 óvulos, y con cada ciclo menstrual, cientos de ellos se pierden en etapas tempranas de maduración.

Es importante entender que la hormona anti-mülleriana nos ayuda a conocer el potencial ovárico de una mujer, pero no predice la probabilidad de embarazo, ya que la fertilidad depende de muchos otros factores. Sin embargo, su medición es una herramienta clave para tomar decisiones informadas sobre la planificación reproductiva y los tratamientos de fertilidad.

El seminograma, también conocido como espermatobioscopía, es un estudio que analiza las características físicas, morfológicas y químicas del semen. Este análisis es fundamental para evaluar la calidad espermática y determinar las probabilidades de lograr un embarazo de manera natural o con ayuda de técnicas de reproducción asistida.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha establecido parámetros específicos que permiten clasificar una muestra de semen como normal o con alteraciones que podrían afectar la fertilidad masculina. Dentro de este estudio se analizan los siguientes aspectos:

Volumen seminal
Concentración de espermatozoides (cantidad de espermatozoides por mililitro de semen)
Número total de espermatozoides en el eyaculado
Movilidad espermática, clasificada en distintos grados según su capacidad de desplazamiento
Morfología espermática, es decir, la forma y estructura de los espermatozoides
pH del semen
Otros parámetros con menor relevancia clínica, pero que pueden aportar información adicional

Este análisis permite identificar alteraciones en la calidad del semen y orientar las mejores estrategias para lograr un embarazo. La mayoría de las técnicas de reproducción asistida están diseñadas para superar problemas relacionados con el factor masculino. Por ejemplo, para que una pareja sea candidata a una inseminación intrauterina (IIU), la muestra de semen debe cumplir con ciertos criterios de concentración, movilidad y morfología. Si no se cumplen estos parámetros, puede ser necesario recurrir a técnicas más avanzadas, como la fecundación in vitro (FIV) o la inyección intracitoplasmática de espermatozoides (ICSI), que permiten una fertilización más dirigida.

En los centros de reproducción asistida, damos especial importancia a la realización de seminogramas con REM (Recuperación de Espermatozoides Móviles) o test de capacitación espermática. Estas pruebas adicionales nos ayudan a evaluar la capacidad de los espermatozoides para moverse y fertilizar un óvulo, proporcionando una visión más precisa de su comportamiento dentro del tracto reproductor femenino.

Este tipo de estudios son clave para diseñar un tratamiento personalizado y ofrecer la mejor opción para cada pareja en su camino hacia la paternidad.

Actualmente, no existen tratamientos comprobados que puedan rejuvenecer los ovarios, aunque algunas terapias prometen hacerlo. Es importante comprender que los óvulos son células formadas durante la vida fetal de una mujer y permanecen en sus ovarios hasta el momento de su ovulación o hasta que se degeneran. A diferencia de otras células del cuerpo, los óvulos no se regeneran, lo que significa que con el paso del tiempo acumulan daños causados por exposiciones a sustancias tóxicas, radiación, inflamación y estrés. Algunos de estos daños pueden repararse, pero la capacidad de hacerlo depende de su magnitud.

Por ello, existen dos estrategias clave para cuidar la fertilidad:

Mantener hábitos de vida saludables
⦁ Evitar o reducir la exposición a sustancias dañinas como el tabaco y el alcohol.
⦁ Llevar una alimentación equilibrada y rica en nutrientes.
⦁ Realizar ejercicio físico de manera regular.
⦁ Dormir bien y manejar el estrés.

Preservar la fertilidad a una edad temprana
⦁ La calidad de los óvulos es óptima antes de los 35 años.
⦁ A partir de los 35 años, y especialmente después de los 40, la calidad ovocitaria disminuye de forma acelerada.
⦁ La disminución en la calidad de los óvulos se asocia con una menor probabilidad de generar embriones genéticamente sanos, lo que afecta la implantación en el útero y aumenta el riesgo de pérdida gestacional.

Si deseas postergar la maternidad, una opción recomendada es la preservación de óvulos mediante vitrificación, lo que permite conservar óvulos de mejor calidad para el futuro.

El cuidado de la fertilidad es un proceso que debe abordarse de manera preventiva. Adoptar hábitos saludables y conocer las opciones médicas disponibles puede marcar una gran diferencia en las posibilidades de lograr un embarazo exitoso en el futuro.

Los tratamientos de reproducción asistida tienen como objetivo identificar y tratar las causas que impiden lograr un embarazo o llevarlo a término. Estas causas pueden estar relacionadas con la mujer, el varón o una combinación de ambos. A través de diferentes técnicas médicas, buscamos optimizar las condiciones para que una pareja pueda concebir y dar la bienvenida a un bebé sano.

Los tratamientos se dividen en dos grandes categorías:

1. Tratamientos de baja complejidad

Son procedimientos en los que la fecundación ocurre dentro del cuerpo de la mujer. Su propósito es mejorar las condiciones naturales para lograr un embarazo. Dentro de estos tratamientos se encuentran:

⦁ Coito dirigido: Se monitorea el ciclo menstrual de la mujer para identificar los días fértiles y programar las relaciones sexuales en el momento óptimo.
⦁ Inseminación intrauterina (IIU): Consiste en la colocación de espermatozoides previamente seleccionados dentro del útero, aumentando así las probabilidades de fertilización.

Estos tratamientos pueden realizarse en ciclos naturales o con inducción de la ovulación. Es importante destacar que, aunque optimizan las condiciones para la concepción, las tasas de éxito por ciclo no superan las tasas de embarazo en parejas sin problemas de fertilidad.

2. Tratamientos de alta complejidad
En estos procedimientos, la fecundación del óvulo se realiza fuera del cuerpo de la mujer en un laboratorio, y posteriormente, el embrión es transferido al útero. Estos tratamientos están indicados en casos de infertilidad más severa o de origen desconocido. Dentro de esta categoría se encuentran:

⦁ Fecundación in vitro (FIV): Se extraen óvulos de la mujer y se fecundan con espermatozoides en un laboratorio.
ICSI (inyección intracitoplasmática de espermatozoide): Técnica en la que se introduce un espermatozoide directamente dentro del óvulo para facilitar la fecundación.
Donación de óvulos o espermatozoides: En algunos casos, se requiere el uso de gametos donados cuando hay alteraciones importantes en la calidad ovocitaria o espermática.

Los tratamientos de alta complejidad ofrecen tasas de éxito más elevadas que la concepción natural o los tratamientos de baja complejidad, ya que permiten seleccionar los embriones con mayor potencial de implantación. Sin embargo, el éxito depende de múltiples factores como la calidad de los óvulos y espermatozoides, la salud del útero, la edad de la paciente, el estadio del embrión al momento de la transferencia y si se realizó o no un diagnóstico genético preimplantacional.

Si deseas conocer más sobre cuál es el tratamiento ideal para ti, te invitamos a agendar una consulta con un especialista en fertilidad. Juntos diseñaremos la estrategia más adecuada para tu caso.

La infertilidad puede tener múltiples causas y se clasifica en cuatro grandes categorías:

⦁ Factor masculino
⦁ Factor femenino
⦁ Causas mixtas (cuando ambos miembros de la pareja presentan alteraciones)
⦁ Infertilidad de origen desconocido

A continuación, explicamos las causas más comunes dentro de cada categoría:

1. Factor masculino

Las principales alteraciones que afectan la fertilidad del varón están relacionadas con la calidad y cantidad de los espermatozoides:

⦁ Oligoespermia: Baja concentración de espermatozoides en el semen.
⦁ Teratozoospermia: Alteraciones en la morfología (forma) de los espermatozoides.
Astenozoospermia: Problemas en la movilidad espermática.
⦁ Combinaciones de las anteriores.

Estas alteraciones reducen la probabilidad de que los espermatozoides lleguen a las trompas de Falopio y logren fecundar un óvulo.

Otras causas incluyen:

Trastornos en la eyaculación, como la eyaculación retrógrada.
⦁ Disfunción eréctil o impotencia.
Alteraciones genéticas, que pueden afectar la producción o función de los espermatozoides.

2. Factor femenino

La fertilidad femenina es más compleja, ya que involucra la ovulación, la calidad de los óvulos, la función de las trompas de Falopio, la implantación embrionaria y el ambiente intrauterino.

a) Causas ovulatorias

Cuando la ovulación no ocurre correctamente, se dificulta la concepción. Algunas de las causas más frecuentes incluyen:

Síndrome de ovario poliquístico (SOP): La alteración endocrina más común en mujeres en edad reproductiva.
Trastornos hormonales: Hipotiroidismo, hipertiroidismo, hiperprolactinemia, entre otros.
Oligoovulación: Ovulación irregular.
Anovulación: Ausencia total de ovulación.

b) Causas tubáricas

Las trompas de Falopio son esenciales para el encuentro entre óvulo y espermatozoide. Cuando están dañadas, bloqueadas o alteradas, la fecundación se ve afectada. Entre las principales causas se encuentran:

Obstrucción tubárica bilateral (OTB): Puede ser consecuencia de cirugías previas.
Enfermedad inflamatoria pélvica: Infecciones que generan adherencias en las trompas.
Endometriosis: Puede causar fibrosis y alteraciones en la función tubárica.
Hidrosalpinx: Acumulación de líquido en las trompas, lo que reduce las tasas de implantación en tratamientos de reproducción asistida.

c) Causas uterinas

El útero juega un papel crucial en la implantación del embrión y el desarrollo del embarazo. Algunas alteraciones que afectan la fertilidad incluyen:

Miomas uterinos: Dependiendo de su localización, pueden dificultar la implantación o aumentar el riesgo de aborto.
Pólipos endometriales: Pueden interferir con la implantación del embrión.
Endometritis crónica: Inflamación del endometrio, frecuentemente asociada a alteraciones en la microbiota uterina.
Adenomiosis: Presencia de tejido endometrial dentro del músculo uterino.
Alteraciones congénitas del útero: Útero septado, bicorne, unicorne, didelfo, arcuato, entre otros.
Sinequias o síndrome de Asherman: Adherencias dentro de la cavidad uterina.
Istmocele: Defecto en la cicatrización tras una cesárea que puede afectar la implantación.

d) Causas genéticas

A medida que la mujer envejece, la calidad genética de los óvulos disminuye, aumentando el riesgo de alteraciones cromosómicas en los embriones. A los 42 años, la probabilidad de obtener un embrión genéticamente normal es menor al 5%.

e) Causas inmunológicas y hematológicas

Algunas condiciones inmunológicas y alteraciones en la coagulación pueden afectar la implantación embrionaria y aumentar el riesgo de aborto recurrente.

3. Causas mixtas

Cada vez es más frecuente encontrar parejas en las que ambos miembros presentan alteraciones leves o moderadas que, en conjunto, dificultan la concepción, incluso con tratamientos de reproducción asistida.

4. Infertilidad de origen desconocido

Alrededor del 15% de los casos de infertilidad no tienen una causa identificable con los estudios actuales. En estos casos, aunque no se detecten alteraciones en ninguno de los miembros de la pareja, el embarazo no ocurre de manera natural.

No existe un límite de edad exacto para ser madre, pero hay muchos factores a considerar. La probabilidad de lograr un embarazo con óvulos propios está estrechamente relacionada con la edad de la mujer. Cuanto más joven sea, mayores serán sus posibilidades de concebir con éxito.

Antes de los 35 años, la tasa de embriones con alteraciones en el número de cromosomas (aneuploidías) es relativamente baja. Sin embargo, a partir de esta edad, dichas alteraciones comienzan a aumentar de manera constante. Entre los 35 y 38 años, este incremento es moderado, pero a partir de los 38 a 40 años, la tasa de aneuploidías se eleva aceleradamente. Posteriormente, a partir de los 40 años, el aumento es exponencial.

Si bien existen casos de mujeres mayores de 45 años que logran ser madres con tratamientos de reproducción asistida y óvulos propios, la probabilidad de obtener un embrión genéticamente sano a esta edad es menor al 1%. Esto significa que se necesita un gran número de óvulos para aumentar las posibilidades de embarazo, lo cual puede ser difícil de lograr y representar un proceso costoso en términos económicos, físicos y emocionales. Además, incluso si se consigue un embrión genéticamente sano, la tasa de implantación es menor en embriones provenientes de óvulos de mayor edad.

Alternativa con donación de óvulos

Con los programas de donación de óvulos, los embriones provienen de gametos de mujeres jóvenes, lo que reduce significativamente las tasas de alteraciones genéticas y mejora la calidad metabólica del embrión. Esto permite obtener tasas de implantación y embarazo similares a las de la edad del óvulo donado, independientemente de la edad de la futura madre.

Gracias a esta opción, es posible lograr embarazos con altas tasas de éxito, incluso en mujeres de 40 y 50 años. Además, en mujeres que han pasado por la menopausia, con el soporte hormonal adecuado, también se puede lograr un embarazo con éxito.

El costo de los tratamientos de reproducción asistida puede variar considerablemente, ya que depende de varios factores, como la técnica utilizada y las condiciones particulares de la pareja. Algunos tratamientos pueden ser relativamente accesibles, como aquellos que requieren solo consulta médica, consejería, y algunos estudios de laboratorio o imagen, como el coito dirigido o la inseminación intrauterina.

Por otro lado, hay tratamientos más complejos que pueden involucrar procedimientos adicionales como la estimulación ovárica controlada, que implica costos más altos debido a la medicación y los procedimientos quirúrgicos, como el ICSI (inyección intracitoplasmática de espermatozoides) y el cultivo embrionario. Además, existen tratamientos avanzados como el diagnóstico genético preimplantacional (PGT-A, PGT-M) que también tienen un costo elevado debido a la tecnología de vanguardia que requieren.

En el caso de la subrogación uterina, es uno de los procedimientos más costosos, ya que involucra no solo el tratamiento médico, sino también costos legales y logísticos adicionales.

Sin embargo, es importante destacar que, gracias a los avances tecnológicos, los tratamientos de reproducción asistida han sido cada vez más accesibles. Además, muchos centros ofrecen opciones de financiamiento y ayudas, lo que permite a muchas parejas cumplir su sueño de formar una familia. En nuestra clínica, nos comprometemos a ofrecerte todas las alternativas disponibles para que puedas elegir el tratamiento que mejor se adapte a tus necesidades y posibilidades.

No, la fecundación in vitro (FIV) no es la única opción en los tratamientos de reproducción asistida. Como mencionamos anteriormente, existen diversas técnicas, que varían en complejidad, desde las de baja complejidad hasta las de alta complejidad, que pueden adaptarse a las necesidades específicas de cada pareja.

Si bien la FIV es uno de los tratamientos más conocidos y practicados, especialmente porque ofrece altas probabilidades de éxito, no es la única alternativa. De hecho, dentro de los tratamientos de alta complejidad existen otras opciones avanzadas que pueden ser más adecuadas según cada caso.

Una de las razones por las que la FIV es tan comúnmente elegida es porque muchas parejas, tras haber intentado concebir durante un tiempo sin éxito, buscan un tratamiento que les ofrezca las mejores probabilidades de embarazo. Esto puede deberse a que ya han experimentado un desgaste físico, emocional o económico, lo que les lleva a optar por tratamientos con mayores probabilidades de éxito.

Por ello, en nuestra clínica recomendamos realizar consultas pre-concepcionales en el momento en que se decida comenzar a buscar un embarazo. Este enfoque nos permite detectar posibles alteraciones que podrían corregirse fácilmente, lo que podría aumentar las posibilidades de concebir de manera natural. Además, ayuda a identificar problemas más graves que podrían dificultar el embarazo, evitando la frustración de intentar sin éxito por un largo período de tiempo.

En todo momento, nuestro objetivo es acompañarte en cada paso, ofreciéndote las mejores opciones personalizadas para lograr tu sueño de ser padres.

La respuesta a esta pregunta es sencilla: cuanto antes, mejor. Con el tiempo, la calidad de los óvulos tiende a disminuir, por lo que la congelación de óvulos es más efectiva cuando se realiza antes de los 35 años. A nivel global, se recomienda congelar óvulos antes de esta edad, ya que a partir de los 35 años, las probabilidades de alteraciones genéticas, como las aneuploidías, comienzan a aumentar.

Sin embargo, si tienes más de 35 años y aún no deseas ser madre, pero lo tienes en tus planes a futuro, congelar tus óvulos puede ser una excelente opción. Los óvulos que tienes ahora serán de mejor calidad que los que puedas tener dentro de un año, por lo que este procedimiento puede brindarte mayores oportunidades para lograr un embarazo cuando decidas ser madre.

Es importante tener en cuenta que, aunque la congelación de óvulos aumenta las posibilidades de embarazo en el futuro, no garantiza el 100% de éxito, ya que la calidad y la cantidad de óvulos disminuyen con la edad. A partir de los 40 años, las probabilidades de éxito se reducen considerablemente, pero cada caso es único, y en nuestra clínica siempre tomamos en cuenta tus deseos y tu situación particular para ofrecerte la mejor orientación.

Existen diversas opciones para quienes desean ser madres sin tener una pareja. Una de las alternativas más comunes es la donación de espermatozoides de un banco de semen, lo que abre varias posibilidades dentro de los tratamientos de reproducción asistida. La técnica a utilizar se determina según las características y necesidades de cada paciente, tomando en cuenta factores como la edad, la historia clínica y gineco-obstétrica, para elegir la opción más adecuada.

Algunas de las opciones incluyen inseminación intrauterina con semen de donante, fecundación in vitro (FIV) con semen de donante, o incluso procedimientos de doble donación, donde se utilizan tanto óvulos como espermatozoides de donantes.

Lo más importante es saber que existen soluciones disponibles, y la mejor opción se elegirá en conjunto entre la paciente y el equipo médico, siempre priorizando tu salud y tus deseos para formar una familia.